CINE OXIDADO












Por Vittorio Farfán,
trippas.cl en exclusiva para Aeropoética.






Orphée (1950)
Director: Jean Cocteau

Frente a grandes clásicos, grandes genios -que no sólo le pertenecen al cine sino que a veces son patrimonio de la humanidad- uno termina mojando los pies en el océano infinito al comentarlos.

Al revisar mis viejas criticas (hasta pueden ser con días de antigüedad), siempre tengo un par de cosas claras: soy troglodita escribiendo, mi forma de pensar es mas caótica que la revolución mexicana (pero siempre va cambiando), pero del mayor crimen que se me puede acusar es de creer que la entendí… en realidad sólo me miré en el espejo y creí verme en él.

Jean Cocteau, escritor, poeta, pintor, dramaturgo y cineasta. Se le atribuye ser el Gran Maestre de la oculta-conocida sociedad secreta Priorato de Sion (una gran broma de Cocteau y amigos). A diferencia de una impresora multifuncional, Cocteau lo hacia todo bien. En toda su carrera, algo que siempre lo obsesionó, y se plasmó en gran parte de sus trabajos, es la utilización del mito Orfeo y Eurídice. Esta historia es sobre como Orfeo, un músico-poeta, resuelve tras la muerte de Eurídice ir a rescatarla del inframundo. Para ello, su única arma será su triste cantar, con lo que logra que los villanos, Hades y Perséfone se apiaden de él, dejando a Eurídice retornar a la tierra, pero con la sentencia de que debía caminar delante de ella sin mirarla durante todo el inframundo. Orfeo cumplió lo prometido, aunque cuando salen del inframundo y ven la luz Orfeo mira a Eurídice, quien todavía tenía la mitad del cuerpo en el inframundo y súbitamente desaparece. A grandes rasgos, la película es una adaptación surrealista y contemporánea de la obra.

La introducción que hace Cocteau en la mayoría de sus películas se caracterizan por llevar su propia voz y puño letra… nos presenta su película terminando la presentación con una frase tan genial y sencilla para esta oportunidad: “que cada uno lo interprete como guste”, y es verdad, esta película Cocteau la maneja con tanta genialidad que tiene múltiples lecturas. Aquí, él habla desde la evolución de la civilización hasta las gloriosa estupidez humana. Pero creo que el tema medular de Orfeo -el cual al parecer obsesionó y descubrió Cocteau- más que un relato del protagonista superando difíciles pruebas de un mundo hostil, es un mapa, un mapa con lo que puede ser la ruta, en la que el artista tal vez llega a tener la respuesta de lo que busca. Su herramienta, el arte, es sólo la linterna para guiarlo en esta indagación, en donde tiene que ir avanzando, pasando por diferentes condiciones de la conciencia humana y también situaciones, las cuales le hacen seguir esta ruta y que, después de todo este divagar entre la oscuridad lo puede llevar a la luz. Esa luz tiene resultados tan variados como infinitos. Cocteau al parecer descubrió que al parecer el significado de la vida, siempre ha estado desde nuestras civilizaciones más clásicas, sólo que para lograr lo mismo tenemos que aplicarlo empíricamente y descubrir que los resultados nunca son similares, ya que el ser humano, como su medio, es muy heterogéneo para hablar de una respuesta absoluta.

En esta versión de Orfeo, Cocteau realiza un híbrido tanto autobiográfico como psico-simbólico y también hay triángulos amorosos (aunque parece más un pentágono) combinados con elementos oníricos. Además, aparece representada la muerte como una mecenas que tuvo Cocteau, la cual destruyó muchas relaciones que él tuvo (incluso se dice que perdió un hijo por su culpa). En otras lecturas es un personaje que se enamora de Orfeo e incluso teniendo una versión de él en calidad de esclavo. Ella planifica todo para que muera Eurídice y crea la trampa para que Orfeo se obsesione con unas palabras que salen en la radio, las que para él son lo el reflejo de su búsqueda eterna en la vida. El chofer de la muerte, quien se queda a vivir con Orfeo, representa la dualidad del ser, es el lado humano, el hombre que no busca el significado de la vida, sólo sabe obedecer órdenes, pero es clave ya que sólo está dispuesto a buscar la verdad, pues él también está enamorado de Eurídice, pero a diferencia de Orfeo, sabe que no es correspondido por ella así que pasa a ser el hombre que vela por ella e que incluso se sacrifica.

Eurídice es la ideología musa, hermosa, incomprendida, aunque ella tampoco comprende, sólo se le tiene que amar. Orfeo, por su parte, la ama, pero ella no se siente correspondida cuando empieza la obsesión por su búsqueda. Eurídice es simbólicamente toda la esencia del idealismo, alguien tan tolerante representa el verdadero tesoro del poeta, lo que siempre ha estado presente, pero falta un QUÉ para apreciarlo como tal. Orfeo es un hombre que siempre está buscando, no sabe que, hasta que ocurre todo esto, auto-referencias de un Cocteau que en esos tiempos era un Rockstar, que sus colegas lo envidiaban e incluso el personaje que conversa con él al comienzo representa un pasaje de Cocteau en su vida. Orfeo como el Chofer presenta la dualidad del ser humano, ese complementa el idealismo de la búsqueda que realiza el alma y lo práctico que es la carne. No están disociados, pues ambos se complementan, e incluso buscan lo mismo pero de diferentes formas, uno guía al otro en diferentes pasajes de la odisea. La película progresa como un juego de danzas entre estos cuatro personajes que cumplen diferentes roles, en donde la muerte y el chofer finalmente se sacrifican… dejando libres y felices a la belleza del alma como resultado de toda esta cruzada… esto tiene más lecturas que el Tora.

La película tiene muchos elementos del cine experimental (que a pesar que crean muchos esnobistas, existe desde que el cine dice ser cine), los efectos especiales de Orfeo son utilizando las mismas técnicas magistrales que se apreciaban en los trabajos de Georges Méliès (“Viaje del hombre a la luna” 1902), en el que se pueden destacar ingeniosos trucos de un montaje casi mágico; tanto la atmósfera como los escenarios llenos de simbolismo que están en la línea delgada de la realidad y el delirio… más que la actuación de Jean Marais quien hace esa mezcla de Orfeo y la autoreferencia del director. Las actuaciones más relevantes son las François Périer quien logra un personaje creíble a pesar de tener conductas de mártir al nivel de casi una deidad; también la de María Casares en el papel de la Muerte con una belleza entre tosca y felina, en el papel que bordea entre una Diosa del teatro clásico y una mujer fatal del cine. Para crear este personaje Cocteau utilizó muchos elementos de su relación amor-odio con Marie-Laure de Noailles (la mecena que se obsesionó por Cocteau y otros artistas). Marie Déa, quien hace de Eurídice, representa la belleza, la idealización que todo hombre busca eternamente (sin negar que nos atrae mucho la muerte), logra reflejar todo eso, aporta pasividad y equilibrio. Ella sólo existe, es bella y quiere amar y ser amada… objetivamente a veces puede caer en una conducta egoísta y cómoda… creo que ese puede ser un mensaje de esta obra, en reflejar implícitamente una cualidad que al mismo tiempo se convierte en falencias, como la espada de Damocles.

Mencioné la existencia de más versiones de Orfeo por parte de Cocteau en el transcurso de su carrera como cineasta (aunque él no se consideraba aquello), incluso se debería destacar que sus filmes siempre tienen una leve referencia a Orfeo (por las notorias similitudes a su vida). Su primera entrega fue “La sangre de un poeta” en 1930, donde a diferencia de Orfeo, es un relato totalmente surrealista y segmentado en actos, mantiene las autoreferencias de lo que fue su infancia (el suicidio de su padre, la figura materna sobreprotectora y el distanciamiento con sus hermanos).

Años después de Orfeo, en los locos años 60, Cocteau dirige y protagoniza “el testamento de Orfeo”, en una versión que el artista mezcla todo lo que vivió y lo que quiso lograr en el arte. Los protagonistas de Orfeo hacen de ellos mismos, aunque mantienen todo el simbolismo de sus personajes. Cuenta además con la participación de celebridades amigas del director (Picasso, Yul Brynner, Aznavour, Jean-Pierre Léaud y otros más que tenían el fin de semana libre). Este último filme termina siendo una mezcla de exorcismo y psicoterapia que realiza Cocteau entorno a su vida y el resultado no es una obra al nivel de Orfeo pero, termina siendo un trabajo interesante e incluso se nota que fue una influencia para el cine psicomágico terapéutico que realizó después Jodorowsky.

Considero que esta película es un salto hacia el concepto del surrealismo más contemporáneo y más cercano a lo que después realizarían cineastas como Peter Greenaway o David Lynch, que al de Luis Buñuel (al parecer padre del surrealismo en el cine). La estructura usada de Orfeo en esta película se puede notar que fue asimilada en filmes como: “Blow Up” de Antonioni, “Alphaville” de Godard, “El mundo en el alambre” de Fassbinder, “La conversación” de Coppola y hasta la taquillera Matrix… no sé cómo todavía nos tomamos la realidad y las reglas tan en serio, puede ser culpa de nuestros cuerpos.