KATO RAMONE,
GANADOR DEL CONCURSO DE CUENTOS REVISTA PAULA 2009
Entrevista aparecida en Revista Paula, 6 de noviembre de 2009
No terminó el colegio ni fue a la universidad hasta que, hace tres años, a los 34, se matriculó en Pedagogía en inglés para leer las versiones originales de sus autores favoritos. Kato Ramone, oriundo de Curicó, es el autor de El fotógrafo, el cuento ganador, que narra la perversa historia oculta de un afamado artista. Este relato, junto al de los nueve finalistas, serán publicados por Ediciones Universidad Diego Portales en un libro que lanzará durante la premiación del concurso el 25 de noviembre.
Por Pilar Navarrete. Fotografía: Álvaro de la Fuente
KATO RAMONE (34) SE DEMORÓ UNA SEMANA en escribir El fotógrafo, el cuento ganador. Dos semanas más tardó en terminar de corregirlo. Al momento de imprimirlo y guardarlo en el sobre para enviarlo por correo, le comentó a su esposa: “Si el jurado es buen lector, voy a ganar el concurso”. Dicho y hecho. Su primer intento y su primera victoria.
Sentado en una silla del Café Literario de Talca, Kato relata que creció entre Curicó y Concepción junto a sus abuelos, en una casa con pocos muebles y muchos libros. Los diccionarios, sobre todo, capturaban su atención. A los tres años ya leía. A los cuatro escribía y a los cinco memorizó dos versos de Armando Uribe: Soy pobre como la rata/ Triste como tía. “Los tengo grabados. Me siguen gustando igual que la primera vez que los leí”, comenta hoy Ramone.
Sin haber terminado el colegio y sin estudios universitarios, por años se dedicó a hacer grabados y dibujos para revistas. Su abuelo quería que fuera artista, no arquitecto ni fotógrafo,sino pintor. “Formalmente no tenía la necesidad de estudiar, y tampoco las ganas. Después me di cuenta de que se me podía pasar la micro. Necesitaba por lo menos una estabilidad para escribir tranquilo. Y eso me lo daba un título que me permitiera trabajar y ganar lo suficiente para vivir”, reflexiona.
Hoy, a regañadientes, vive en Talca. Partió para allá porque ahí vivían su hijo de 17 años y su esposa, profesora de Lenguaje, y la distancia y los viajes se volvieron insostenibles. Dejar Concepción fue duro: no tenía conocidos, conseguir algún trabajo se convirtió en una odisea y no encontraba con quien conversar sobre libros. “Llevo tres años acá y es como si llevara dos meses. No me ubico bien y no quiero hacerlo”, comenta.
Entonces jugó a ganador. Supo que se había abierto la carrera de Pedagogía en Inglés en la Universidad Católica del Maule y decidió convertirse en estudiante universitario a los 34 años con el fin de leer a sus autores favoritos en el idioma original. Para hacerlo, tuvo que terminar cuarto medio y dar la PSU.
Hoy dedica sus días a hacer sus trabajos universitarios y a leer en inglés a sus autores favoritos: James Ellroy, John Cheever, William Gaddis, Richard Yates y Raymond Carver.
Suena su celular.“Debe ser Herralde”, comenta soltando una carcajada.
Hasta ahora, Kato ha publicado dos libros de poemas, Esperando el verano (Ediciones Etcétera, 2004) y Los escombros de un actor porno (2009), editado por LAR, en la misma colección en que Enrique Lihn publicó La pieza oscura. “No he tenido que pagar por publicar ninguno de los dos libros. Eso es un logro”, comenta. Y tiene lista una novela, sin editorial aún. Ramone, íntimamente, aspira a funcionar como los escritores estadounidenses que publican regularmente en una editorial chica y viven sin lujos, pero sin sobresaltos. “Eso no se da en Chile. Pero aún así, quisiera vivir de mi escritura. Me da lo mismo escribir la biografía de Don Francisco o ser libretista de cine porno. Mientras escriba, todo está bien”.
EL CUENTO
El protagonista de El fotógrafo, relato ganador del Concurso de Cuentos Paula 2009, es Camilo Necochea, un fotógrafo chileno de gran trayectoria que, a punto de cumplir 70 años, inaugura la última exposición de su carrera. Esa noche, acompañado de connotados críticos, políticos y socialités, inesperadamente
devela su lado oculto. “El cuento tira palos a todos los que estamos metidos en el mundo del arte y de la literatura. Solamente que está hecho a través del mundo de la fotografía que, curiosamente, es el arte que en los últimos años me ha aportado más que la lectura de cualquier escritor chileno”, sostiene.
¿Cómo construiste a Camilo Necochea, el fotógrafo del cuento?
Desde hace un tiempo he estado leyendo mucho sobre fotógrafos y, sobre todo, he visto mucha fotografía. Es un mundo que a uno se le revela a cuentagotas. Uno ve una foto, pero no sabe qué pasó antes ni qué pasará después de que el fotógrafo apriete el obturador: el espectador ve sólo el cuadro. Y el personaje de Necochea se me empezó a aparecer, porque le he estado dando vueltas a cierta mirada torcida que hay en Chile en relación al arte.
¿Qué te han aportado los fotógrafos a tu literatura?
Vivo amando y odiando a los fotógrafos. ¿Qué anda buscando un poeta? Escribir en un verso todo. Los fotógrafos, cuando son buenos, viven haciendo eso. Yo tengo que escribir cien poemas o una colección de cuentos para decir lo que un fotógrafo transmite en una imagen.