EL MATAQUITO EN PABLO DE ROKHA


Ponencia leída por Patricia Tagle de Rokha(*) en la mesa "Literatura e integración artística latinoamericana", efectuada en el marco del Encuentro Descentralización Poética en Curicó, el pasado 28 de agosto en la Corporación Cultural de Curicó.



Si digo que nació a orillas del río Mataquito, digo que las aguas de ese río se mezclaron con su sangre de poeta y actuaron como una sinfonía tremenda de río y sangre que atrajo hacía su psiquis las imágenes genéticamente heredadas y las propias, creando un lenguaje único, que nos ha legado y nos ha venido obsesionando por la cosmovisión que nos trasmitió. Hoy, a 41 años de su muerte, estalla en su renacimiento porque sus poemas están vivos en la gente de hoy. Y si vive la obra vive, ¿quién la escribió? Cuando lo primero que vemos al nacer es una dulce madre y a lo lejos oímos el sonido fuerte de un río caudaloso ya podemos entender la génesis de Pablo de Rokha. Sus juegos de niño, los viajes con su padre a la cordillera a caballo con peones y arrieros, sus vivencias, toda su niñez y adolescencia están cruzadas por la mansedumbre o la violencia del río.

Él agua es una fuerza en movimiento que generosamente nos entrega un caudal de energía pura, por tanto a él le dio agilidad e inteligencia, astucia para desenvolverse en un medio primitivo y por lo mismo complejo, en condiciones difíciles, y un carácter fuerte, rotundo y resuelto como un bramido. Bondad y filosofía para reflexionar y entender a sus coterráneos y ampliando el sentimiento y el conocimiento, comprender a los seres humanos de toda la humanidad.

Eso hizo por Pablo de Rokha el río Mataquito, el mar de Iloca, la cordillera, las lluvias torrenciales, los rayos, truenos y relámpagos cayendo violenta, pertinazmente sobre el río, las mareas crecientes y decrecientes, las aves gorjeando, las tierras produciendo, los animales paciendo, trepando por los cerros, bebiendo agua en el río, apareándose, los potros siempre alzando el vuelo en el galope, los cielos obscuros, los cielos luminosos y arrebolados, los cielos cambiando siempre, y el sol haciendo brillar todo y calentando la tierra. la semilla explotando en fruto y las aguas discurriendo eternamente. He ahí que entonces me pongo a pensar, cuanto de eternidad y de fabulosas conjunciones cosmogónicas se conjugaron para dar ese fruto espléndido y heroico en Licantén.

¿Por qué en Licantén? Como parte del enigma del azar divino, volvió este ser ancestral, arcaico a la tierra donde habría de sufrir y amar con tanta pasión. Conoció su país de extremo a extremo, amó a su pueblo y lo defendió con sus telúricas fuerzas.

Así también amó a la mujer que había de completarlo; y tanto fue así, ¡tan fuerte el destino que los unió, que se amaron hasta que la dolorosa enfermedad que la aquejaba, la condujo a la muerte, a los 57 años, ¡tan joven aún y tan bella! tan inmensa persona era la única mujer capaz de amar y ser amada por Pablo de Rokha, era una mujer profunda y sabia una poetisa maravillosa, amada por todos ¡y se fue tan pronto! Dejando un vacío inmenso. Sin embargo más allá de la muerte los dos se encontraron y se siguieron amando y hoy se juntan a través de las reediciones de sus obras, para nosotros.

Mi permanente entrega a la difusión de la obra de ellos la llevo adelante irrenunciablemente, con la sensación absoluta de que la poesía que ellos crearon debería ser muy útil y necesaria a todas las generaciones, presentes y futuras, la belleza de la imagen y del verbo, la historia poética que ellos relatan. Este trabajo me llena de orgullo, pero también me enseña acerca de mi genética, puedo ver en sus poemas millones de millones de años atrás que me pertenecen y siento que esa es la mayor herencia que pude haber recibido, como su descendiente. Amarlos y entender su lenguaje poético y sus vidas y la vida que me ha tocado vivir. La más profunda e importante enseñanza, está contada por ellos en imágenes poéticas que no mienten ni tergiversan, solo embellecen la vida y denuncian la maldad, la explotación, el dolor del ser humano, su verdad más profunda.

En las aguas del río Mataquito se bañaron desnudos los dos amantes, enamorados para siempre, en su luna de miel. Amigos de confianza e intereses similares, las cosas para ellos no fueron del todo fáciles, ella era hija de un militar, él un poeta campesino desorbitado, de espuelas y revolver al cinto que irrumpió en la sociedad santiaguina viniendo a comprometerse con una de las niñas más codiciadas y deseadas por los más grandes intelectuales y escritores de esa época, fina, culta, educada, poetisa, bella, dulce, y valiente. Amó a Pablo desde antes de conocerlo cuando le envió sus dos primeros libros, lo mismo había sucedido con él, leyó sus poemas, vió su foto y sintió que era la mujer que había imaginado y soñado. Existía, era ella.

El destino estaba sellado. Porque todo lo grande que le sucede al hombre, los grandes amores, las grandes pasiones y los grandes dolores, solo pueden entenderse como destino insoslayable.

Durante ese bello período en que pasan las horas leyendo los libros madres, los libros de sabiduría escritos a través de la historia del hombre, cabalgan o caminan por los bosques milenarios, se bañan en las aguas del río, vuelven a la casa a comer, leer, escuchar el piano tocado por Winett en aquel tiempo, Juana Inés o Luisa Anabalón Sanderson, Luisita para él, la futura Winett. Él, Carlos Díaz Loyola es ya, Pablo de Rokha. Ese es el tiempo vivido en casa de alguna de las tías, ellos son jóvenes y modernos. Hasta Hualañé han llegado, ahora van galopando “desde las playas cercanas de Iloca Mataquito arriba”.

Las tías, señoritas solteronas, provincianas católicas muy observantes, con la provincia pegada en la piel y en el alma, los critican: no pueden andar solos, está mal visto, así lo recuerda él en sus memorias. La diferencia de pensamiento tiene que haber sido abismal. Los amantes se bastan así mismos, la pasión crece y crece necesitan soledad e independencia, huyen a las montañas fronterizas, así es que ambos se van a Barrancas, él como “preceptor de escuela da lecciones “a las criaturas mayores y ella ya enseña a leer a los pequeños que la adoran”. La familia de ella es de Curicó. Sus antepasados tuvieron tierras aquí. Y él también se reconoce curicano.

Él tiene una ligazón muy fuerte con la provincia y con Talca, la tenebrosa como la define. Allí estudió y sufrió la rigidez e intransigencia del colegio de curas pero la propia personalidad y el carácter de origen rudo campesino se impusieron y las humillaciones sufridas por causa de los castigos injustos, los dolores del espíritu, la insistencia obsesiva de la iglesia en los pecados, centrados en lo más bello y natural que tiene el ser humano, su sexualidad, lo hicieron salir enfermo de horror pero fortalecido a causa de su fuerte personalidad y su grandiosa inteligencia, reconociéndose tímido incluso.

La observación del curso del río, debe haberlo llenado de sueños, de viajes. Seguramente de ahí nació la idea de recorrer este largo país de ríos vendiendo sus libros y los cuadros que pintaba mi abuela Winett con seudónimo y posteriormente las pinturas de sus hijos Lukó y José y los libros de Carlos, su hijo mayor.

Recorrer este país es como seguir la huella de un gran río que llena toda la tierra de agua porque este país tiene miles de ríos y una inmensa costa con un mar lleno de riquezas que muchos que han perdido “el camino” se encargan de ensuciarlo como si ensuciaran la olla de su comida en vez de comer en ella.

Yo no viví aquí, sin embargo asumo esta ciudad como mía también, porque por aquí están algunas de mis raíces.

De Curicó hacia la costa en el pueblo de Licantén se encuentra el Centro Cultural “Pablo de Rokha”, que es ahora la casa donde habita la luz y la sombra de mis abuelos a la orilla del río Mataquito. Habrá que generar los proyectos que nos permitan venir a enseñar la poesía rokhiana a los licanteninos y a todos los vecinos de alrededores por donde anduvo Pablo de Rokha, grandes extensiones de tierras fueron de sus antepasados y aún está el espíritu familiar en estos parajes.

El poema “Epopeya de las comidas y las bebidas de Chile” nos remite al río Mataquito y a toda esa zona y a todos los ríos del sur porque las grandes cazuelas, los porotos burros con cuero de chancho y cochayuyo de antaño, los caldos de pescados y mariscos y todos los vinos felices se toman y se come a la orilla de los ríos porque no hay nada mas evocador y que produzca mas apetito que comer, mirando de frente a un río y escuchando su murmullo.

El extenso poema “Demonio a caballo”, ¿dónde pudo nacer, sino en las playas de Iloca, cabalgando y en las grandes extensiones de tierras, bordadas de misteriosos árboles, antiguos y poderosos que se elevan hasta el espacio de cielo que puede acaparar la mirada? De aquí salieron sus grandes poemas, de aquí surgió esta potente voz imposible de acallar.

Siéntanse honrados de pertenecer a la tierra que dio la vida a este gran poeta, porque él los interpretó, nadie como él le dio tanta expresión y lenguaje a su desconocido pueblo chileno, cuando era aún un pueblo analfabeto. Y la mayoría de las familias campesinas estaban tuberculosas como cuenta él en sus memorias. Es decir, que él escribió para el futuro que hoy es nuestro presente.

Teneis un deber con Pablo de Rokha, leer lo que dijo de vosotros y de todos estos parajes que cada día contemplais, él no sólo miró la naturaleza terrible y grandiosa sino que la interpretó de la forma más bella en sus largos, violentos, potentes, ensoñadores y educadores poemas para uds.

Él es la imagen de la masculinidad del hombre chileno, por lo tanto los hombres acentuareis vuestra masculinidad al leerlo. Las mujeres lo amareis por lo mismo, su masculinidad y su potencia viril. La poesía de Winett a las mujeres las hará comprenderse mejor y las tornará más poéticas.

Soy nieta de Pablo y Winett de Rokha. Soy artista pintora y directora ejecutiva de la Fundación de Rokha, hija de Julio Tagle, poeta inédito, a quien hemos de publicar pronto su bello libro y de Juana Inés de Rokha quien libremente decidió romper todos sus poemas y cantaba como las diosas.

Yo soy quien ha escrito estas ideas para uds.

Mi nombre es Patricia Tagle de Rokha.

Muchas gracias a todos.
(*) Patricia Tagle de Rokha. Pintora y artista visual. Directora ejecutiva de la Fundación de Rokha. Hija de Juana Inés de Rokha y de Julio Tagle, nieta de Pablo de Rokha y casada con José de Rokha. Alterna su trabajo plástico con su ocupación como gestora cultural y promotora del estudio y difusión de la obra del clan De Rokha, generando los nexos tanto a nivel nacional como internacional que permiten hoy asistir a una revalorización cada vez más potente del legado rokhiano.