NÚMERO 6 - EDICIÓN JUNIO/JULIO 2009
EDITORIAL:
FONDOS CONCURSABLES: EL LLANTO DE SIEMPRE

Palos por que los fondos bogan y palos por que no bogan, lo único cierto a estas alturas es que a medida que han avanzado los años desde la instauración de esta modalidad, tambien se instauró el parasitismo creativo, resumido en esa misma "institucionalización" de muchos postulantes y ganadores que año tras año no modifican mucho los listados de ganadores. Este fenómeno también tiene su explicación como todo en la vida: o son proyectos muy buenos, de excelencia a los cuales es imposible pasar por alto o simplemente "es lo que hay", es decir, el número de proyectos potentes y que den seriedad al proceso son solamente esos, en detrimento de los que postulan por primera vez o del mayoritario número de proyectos de pésima calidad. Así las cosas, la aristas del tema van tambien por el lado de la institucionalidad misma -ignorancia de los canales de selección, evaluación y elección, nombramiento de los especialistas como evaluadores y jurados, etc.-.
No es difícil ahora imaginarse el cuadro: voces airadas de protesta por parte de los no "favorecidos" (a estas alturas y con lo del parasitismo, se asume como una bendición el ganarse un proyecto) han de llenar a estas horas las oficinas de los la institucionalidad y los encargados de fondos con una cara de "norte" que no se pueden pero siempre, con la explicación precisa y al dedillo digna del mejor jefe de servicio concertacionista -orden canónica tras estos 20 años-. Y es que la gente, por un lado, no se digna a entender que los responsables son en gran medida los canales del proceso. Son allí cuando se producen las dicotomías que dan tanto fragor a las reclamaciones como la típica descalificación por los jurados a proyectos que califican la etapa final con puntajes sobre los 95, por ejemplo (la clasificación a la instancia final es por sobre 80 pts.). No se entiende, lógico, pero pasa y casos abundan. No nos vamos a venir a ver la suerte entre gitanos ni menos entre curicanos.
Con todo, sabemos y se asume que los vicios abundan como también los casos de buena ejecución y proyectos justificadísimamente elegidos. El problema es otro.
Lo que han hecho todos estos años los fondos y que han logrado acertadísimamente los burócratas del MIDEPLAN (que es donde se planifica todo lo que va a pasar en este país) es, en pocas palabras eso: INSTITUCIONALIZAR las artes en virtud de hacer dependientes hasta el hartazgo a artistas y creadores en sus labores generando un valor agregado al oficio creativo y que es el de la presunción frente a los pares respecto de ganra un proyecto: "soy mejor que este porque gané y él, perdió". Una máxima del neoliberalismo. Por otra parte, hace que el año entero los no favorecidos, pululen en el llanto y dándose de cabeza en el muro de los lamentos con la abulia acostumbrada que caracteriza la idiosincrasia nacional. Por último, la justificación de la institucionalidad -y que es cierto, sí- es que los comités de especialistas hacen lo que pueden con los recursos para dejar a todos contentos. Y todo queda ahí, hasta el año siguiente con la consiguiente renovación de la esperanza de ganarse algo.
La moraleja podría ser mucho más política, pero hay algo que deseamos concluir y que es el descanso de la institucionalidad en ese proceso, es decir, se hace cultura y ahí, para los críticos, está lo evidente... los proyectos.
Es por eso, y si nuestros lectores ya conocen bien nuestra revista, muy pomposamente agregamos en una de las columnas laterales de nuestra web la sabia sentencia: "Nosotros tampoco contamos con el apoyo de..."
La diferencia es que no lloramos. Hacemos.