REPORTAJES
Escondido pozón de agua en las enmarañadas serranías costinas de Vichuquén.
LA BELLA Y MISTERIOSA “POZA DEL ENCANTO”
LA BELLA Y MISTERIOSA “POZA DEL ENCANTO”
por Rodolfo de los Reyes
(*) periodista
Ciertamente que la comuna de Vichuquén es una de las más bellas de la Provincia de Curicó, la Región del Maule e incluso del País. Sus serranías boscosas que rodean lagos y lagunas, sus reservas de flora y fauna silvestre, muchas especies extinguidas en otros lugares de la zona central, sus extensas y solitarias playas en armonía con el campo, su bella y ornamentada arquitectura colonial que considera al pueblo de Vichuquén como zona típica, amén de su historia y tradiciones culturales de gran profundidad antropológica, constituyen una reserva cuyo potencial turístico es inigualable. Pero entre tanta naturaleza, lugar típico y naturaleza generosa, también existen bellos lugares naturales, muy pocos conocidos, y que tal vez por ello, se mantienen casi virginalmente intactos, dando cuenta de la belleza de la creación y sus manifestaciones naturales para disfrute del hombre.
La Poza del Encanto
Uno de estos lugares es la “Poza del Encanto” un pozón de agua rígidamente amurallado por piedras y rocas de la quebrada, de un escondido riachuelo, nacido en las serranías costeras, seguramente de napas subterráneas y de vertientes, que serpentea de Oriente a Poniente, entre abundante flora nativa, como raulíes, peumos, alerces, litres y boldos. La pequeña laguna en algo recuerda a las pozas de las Siete Tazas de Molina, tanto por su forma como por la profundidad de sus heladas aguas, que según algunos lugareños alcanza los doce metros, y otros los más supersticiosos dicen que no tiene fondo, por lo menos visible, puesto que la luz desaparece y no deja escudriñar sus profundidades, de las cuáles se tejen historias y leyendas, que ya hablaremos. Curiosamente en sexta región, a no muchos kilómetros, al sur de Pichilemu, existe otra espectacular poza llamada “el Encanto”, esta tiene una gran cascada, si bien nuestra “Poza del Encanto” no posee una gran cascada, a dos kilómetros al oriente, posee una réplica similar, que curiosamente los turistas extranjeros y locales, no acostumbran a visitar, dado que es más lejano e inaccesible su ubicación. Este es un bello paraje, ideal para acampar y sentir la naturaleza vibrante, sobre todo en la noche, donde incluso se puede alucinar con algún avistamiento de astronaves y otros fenómenos celestes o pensar en las apariciones tridimensionales de la laguna.
El misterio de la Poza del Encanto
Lo mágico, misterioso, y supersticioso de Vichuquén, viene por un pasado histórico, donde convergieron los antiguos chamanes incas, los brujos de los esclavos negros y el medievalismo español de Castilla, de ahí este pueblo, como “tierra de brujos” y otros, junto a muchas leyendas que se arrastran desde la colonia. Ya el gran poeta y huaso licantenino, Pablo De Rokha decía de Vichuquén:
Planes turísticos
Dado lo bello e inaccesible de este paraje, hay quienes piensan que es necesario hacer algo para facilitar el acceso de los turistas, veraneantes y nativos, eso sí con el debido cuidado y respeto ala fértil y exuberante naturaleza del lugar. Es así como un nativo, Ciro Cañas, propietario de un predio en la zona de los Siete Robles, señala su intención de invertir en un sendero con señalética y depósitos de residuos, para no contaminar la zona, y facilitar un local de expendio de vituallas y refrescos a los visitantes, a la vez de instalaciones propicias para acampar. Ciro Cañas, que nos sirvió de guía en esta excursión, señala su interés de postular su proyecto a través de Sercotec, Fosis u otras instancias. Por su parte la Municipalidad de Vichuquén, con ideas y proyectos visionarios, quiere logra un desarrollo sustentable del eco turismo, agro turismo y turismo cultural. En conversaciones con CONAF y otros organismos, plantea la necesidad de construir un sendero desde Uraco, facilitando su acceso y la realización de deporte como el Treking, el excursionismo y todo lo que tiene que ver con la naturaleza. También con las debidas señalizaciones y resguardos para que este hermoso atractivo conserve su poderosa belleza para las futuras generaciones.
Uno de estos lugares es la “Poza del Encanto” un pozón de agua rígidamente amurallado por piedras y rocas de la quebrada, de un escondido riachuelo, nacido en las serranías costeras, seguramente de napas subterráneas y de vertientes, que serpentea de Oriente a Poniente, entre abundante flora nativa, como raulíes, peumos, alerces, litres y boldos. La pequeña laguna en algo recuerda a las pozas de las Siete Tazas de Molina, tanto por su forma como por la profundidad de sus heladas aguas, que según algunos lugareños alcanza los doce metros, y otros los más supersticiosos dicen que no tiene fondo, por lo menos visible, puesto que la luz desaparece y no deja escudriñar sus profundidades, de las cuáles se tejen historias y leyendas, que ya hablaremos. Curiosamente en sexta región, a no muchos kilómetros, al sur de Pichilemu, existe otra espectacular poza llamada “el Encanto”, esta tiene una gran cascada, si bien nuestra “Poza del Encanto” no posee una gran cascada, a dos kilómetros al oriente, posee una réplica similar, que curiosamente los turistas extranjeros y locales, no acostumbran a visitar, dado que es más lejano e inaccesible su ubicación. Este es un bello paraje, ideal para acampar y sentir la naturaleza vibrante, sobre todo en la noche, donde incluso se puede alucinar con algún avistamiento de astronaves y otros fenómenos celestes o pensar en las apariciones tridimensionales de la laguna.
Su ubicación
Esta pétrea laguna se encuentra al sur poniente del pueblo de Vichuquén, y sus dos accesos, son uno, por el camino de las siete vueltas que une al villorrio con Licantén, deteniéndose en la zona de los siete robles, para seguir a pie un escarpado sendero hacia el poniente que desciende con brusquedad y tras algunos kilómetros de marcha, mirando desde la cima del cerro, la vastedad de las serranías y las quebradas hasta llegar al suave lecho que fluye silencioso a la distancia, y sentir luego el sonido de aguas y rocas, desembocar en La Poza del Encanto. El otro acceso es más incierto, y curiosamente el más usado por los visitantes, este se origina en el sinuoso camino Vichuquén – Uraco, hace unos pocos años atrás imposible de realizar como nos cuenta Don Oscar Rámirez Merino:
“Por un insólito camino de agua se recorren los seis kilómetros que hay entre Vichuquén y Uraco.
Los grandes neumáticos van rodando pausadamente sobre el límpido fondo de arcilla del estero; el tren delantero, siguiendo una huella más o menos visible, se encarama a uno u otro costado del cauce, transita un poco en tierra firme y retorna al agua, así por cerca de casi una hora de lenta y cuidadosa conducción”.
Ciertamente que hoy ha mejorado un poco más el acceso por esa vía, pero esto hasta Uraco, pues de ahí, desde lo alto de Uraco, y penetrando el follaje frondoso de los bosques, un accidentado y tortuoso sendero, que cruza estas bellas y desolados montes, permite el viaje sólo a pie, a caballo o en el mejor de los casos en alguna muy potente motocicleta todo terreno, al igual que por el acceso de los Siete Robles. Así, no extraña que muchos lugareños nunca hayan llegado a la Poza del Encanto, a la cuál algunos temen incluso, por las diversas historias y leyendas, que de seguro entre tanta referencia y trasvasije oral, muchas cosas han mutado y cambiado, por lo que existen varias versiones.
Esta pétrea laguna se encuentra al sur poniente del pueblo de Vichuquén, y sus dos accesos, son uno, por el camino de las siete vueltas que une al villorrio con Licantén, deteniéndose en la zona de los siete robles, para seguir a pie un escarpado sendero hacia el poniente que desciende con brusquedad y tras algunos kilómetros de marcha, mirando desde la cima del cerro, la vastedad de las serranías y las quebradas hasta llegar al suave lecho que fluye silencioso a la distancia, y sentir luego el sonido de aguas y rocas, desembocar en La Poza del Encanto. El otro acceso es más incierto, y curiosamente el más usado por los visitantes, este se origina en el sinuoso camino Vichuquén – Uraco, hace unos pocos años atrás imposible de realizar como nos cuenta Don Oscar Rámirez Merino:
“Por un insólito camino de agua se recorren los seis kilómetros que hay entre Vichuquén y Uraco.
Ciertamente que hoy ha mejorado un poco más el acceso por esa vía, pero esto hasta Uraco, pues de ahí, desde lo alto de Uraco, y penetrando el follaje frondoso de los bosques, un accidentado y tortuoso sendero, que cruza estas bellas y desolados montes, permite el viaje sólo a pie, a caballo o en el mejor de los casos en alguna muy potente motocicleta todo terreno, al igual que por el acceso de los Siete Robles. Así, no extraña que muchos lugareños nunca hayan llegado a la Poza del Encanto, a la cuál algunos temen incluso, por las diversas historias y leyendas, que de seguro entre tanta referencia y trasvasije oral, muchas cosas han mutado y cambiado, por lo que existen varias versiones.
El misterio de la Poza del Encanto
Lo mágico, misterioso, y supersticioso de Vichuquén, viene por un pasado histórico, donde convergieron los antiguos chamanes incas, los brujos de los esclavos negros y el medievalismo español de Castilla, de ahí este pueblo, como “tierra de brujos” y otros, junto a muchas leyendas que se arrastran desde la colonia. Ya el gran poeta y huaso licantenino, Pablo De Rokha decía de Vichuquén:
“A la entrada, las tinajas de Vichuquén dan posada a los chunchos nocturnos. Porque la telaraña departamental bajo las montañas anida en casas y almas, y la figura hidrográfica del eco hundiendo, muerto, la personalidad en los viñedos, lanza al estero infinito. Así el horror de ser vichuquenino levanta su enigma frutal hacia abajo, como rugiendo entre los años...”.
Así esta laguna recibe su nombre no por los encantos naturales que generosamente exhibe, sino porque se dice que está “encantada”. Según las versiones de los lugareños, que son muchas, estas hablan de una dama hermosa y misteriosa que aparece por las noches cuando la Luna se refleja en las aguas de la poza. Otros especulan de incluso de una suerte de sirena o ninfa, (que curiosamente asimilamos a la película “La Dama del Agua”, pero cuya visión conduce a la fatalidad, y así el imaginario pueblerino nos dibuja la suerte de muchos jóvenes infortunados que han perecidos en sus aguas. Otras apariciones son terrestres, y señalan a una mujer que antaño se ahogó. Los más temerarios llegan incluso a invocar apariciones del mismo Satanás, pero son los menos. Lo cierto que a pesar de que esta zona es muy calurosa en verano, de los que visitan el lugar, no todos se animan a sumergirse y nadar en sus aguas, aduciendo lo peligroso de sus profundidades, que no tiene fondo, que existen remolinos y corrientes subterráneas que succionan, etc. lo que a muchos les parece temores propios de los que no nadan muy bien, no obstante que no es descabellado pensar en algún tipo de peligro dado la hondura de la alberca natural.
Dado lo bello e inaccesible de este paraje, hay quienes piensan que es necesario hacer algo para facilitar el acceso de los turistas, veraneantes y nativos, eso sí con el debido cuidado y respeto ala fértil y exuberante naturaleza del lugar. Es así como un nativo, Ciro Cañas, propietario de un predio en la zona de los Siete Robles, señala su intención de invertir en un sendero con señalética y depósitos de residuos, para no contaminar la zona, y facilitar un local de expendio de vituallas y refrescos a los visitantes, a la vez de instalaciones propicias para acampar. Ciro Cañas, que nos sirvió de guía en esta excursión, señala su interés de postular su proyecto a través de Sercotec, Fosis u otras instancias. Por su parte la Municipalidad de Vichuquén, con ideas y proyectos visionarios, quiere logra un desarrollo sustentable del eco turismo, agro turismo y turismo cultural. En conversaciones con CONAF y otros organismos, plantea la necesidad de construir un sendero desde Uraco, facilitando su acceso y la realización de deporte como el Treking, el excursionismo y todo lo que tiene que ver con la naturaleza. También con las debidas señalizaciones y resguardos para que este hermoso atractivo conserve su poderosa belleza para las futuras generaciones.
(*) Biografía del autor disponible en entradas de poesía


