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por Eduardo Leyton-Pérez
“Esta será ya lo veo tu última imagen:
nuestra despedida en el poema en la estación terminal.”Enrique Lihn
Todo fragor de bombas se viene al mundo en calidad de robo
En el penal de Talca aúlla una horda de sifilíticos
Que en las tardes de calor ponen a secar sus zapatos
Sobre los pastos de la alameda que olvidan.
Una vieja madama hincha sus pechos y se le desbocan las palomas.
Se encogen los hombros de la chicuela desvirgada por los poetas del norte
Y dándole de chupar los dedos de la amanecida
Refunfuñan toda la cocaína de los salares
Por ello fueron olvidados
Por ello por ellos y en ellos
Los convocan al mar y se devuelven en las botellas que aman.
Qué fuego anormal se estaciona en sus ciudades
Donde las casas de “huifas” tienen en sus salones
Grandiosos desiertos de mujeres adornando la nada de los transeúntes sin dinero
Traficando la nostalgia de saberse perdidas
Pues sueñan con irse al sur -a La serena, dicen-
Para cabalgar sobre amantes que viven en las nubes
Y cuya decrepitud urbana incineran en los automóviles fiscales.
Yo les doy esta romanza de arenales
Es tan triste la cacatúa de Lihn y no se imagina volar bajo soles
Que no conformes con horadarle la tarde a esas ciudades
Socava el mar desalinizando el temor.
Son urbes machacadas contra los cerros inertes por la mar-océano
Pero sus ladrones que siguen lavando calcetines hediondos a sueño herido
Escriben poemas en las cárceles del sur.
Sueñan con una poeta del norte algo negra y de pómulos partidos
Que se asome por las ventanas del tren escondido en los bolsillos
Se masturban con Dios pues este hizo a la poeta a su imagen y semejanza
Para que les sirva un shop como en Calama
Y lanzan el semen asi como sus excrementos
A la nada de la línea de fuego.
Ellos son novios borrachos
Recitan libros de poesía con la memoria partida
Esperan que en la visita del domingo alguna poeta le susurre en la carpa
Los versos que invoquen el espíritu de los cerros penetrados por la pala del capital-burro
Se imaginan una vagina de mesera chorreando minerales
Y que ella bese la espalda tatuada con vidrio de botella
Para que sus falos se conviertan en plumas y asi puedan viajar noche a noche
Mas seguido que en la misma infancia a su tierra querida y chamuscada.
Se adormecerán pensando en la fábula contada por el abuelo vencido en toda guerra
Dilatando sus pupilas quemadas planificando el delito mas dulce y hermoso
Que es robar las estrellas una a una
Para poder llevarlas en una bolsa del LIDER a la casa de cambio
Reduciéndolas por flores que como siempre estarán secas
Plantarán sus pétalos para revivir la matanza
Para mortificar otra vez el martillo
Se creen cristos amortajados
Pues a ellos como al paficista borracho aquél
Un martillo también los clavó en la sala de algún juzgado de pueblo chico.
Ya habrá poemas que corran como caballos desbocados por la cancha
La poeta del norte que trae arena entre los dedos de los pies
Saboreará el enigma de las pieles brillantes
Será una mina
Será una mina
Será una mina
Será una mina y la nacionalizarán para todos en el penal
Pues nunca habrá más que por exceso no se harte.
Será una mina.
En el penal de Talca aúlla una horda de sifilíticos
Que en las tardes de calor ponen a secar sus zapatos
Sobre los pastos de la alameda que olvidan.
Una vieja madama hincha sus pechos y se le desbocan las palomas.
Se encogen los hombros de la chicuela desvirgada por los poetas del norte
Y dándole de chupar los dedos de la amanecida
Refunfuñan toda la cocaína de los salares
Por ello fueron olvidados
Por ello por ellos y en ellos
Los convocan al mar y se devuelven en las botellas que aman.
Qué fuego anormal se estaciona en sus ciudades
Donde las casas de “huifas” tienen en sus salones
Grandiosos desiertos de mujeres adornando la nada de los transeúntes sin dinero
Traficando la nostalgia de saberse perdidas
Pues sueñan con irse al sur -a La serena, dicen-
Para cabalgar sobre amantes que viven en las nubes
Y cuya decrepitud urbana incineran en los automóviles fiscales.
Yo les doy esta romanza de arenales
Es tan triste la cacatúa de Lihn y no se imagina volar bajo soles
Que no conformes con horadarle la tarde a esas ciudades
Socava el mar desalinizando el temor.
Son urbes machacadas contra los cerros inertes por la mar-océano
Pero sus ladrones que siguen lavando calcetines hediondos a sueño herido
Escriben poemas en las cárceles del sur.
Sueñan con una poeta del norte algo negra y de pómulos partidos
Que se asome por las ventanas del tren escondido en los bolsillos
Se masturban con Dios pues este hizo a la poeta a su imagen y semejanza
Para que les sirva un shop como en Calama
Y lanzan el semen asi como sus excrementos
A la nada de la línea de fuego.
Ellos son novios borrachos
Recitan libros de poesía con la memoria partida
Esperan que en la visita del domingo alguna poeta le susurre en la carpa
Los versos que invoquen el espíritu de los cerros penetrados por la pala del capital-burro
Se imaginan una vagina de mesera chorreando minerales
Y que ella bese la espalda tatuada con vidrio de botella
Para que sus falos se conviertan en plumas y asi puedan viajar noche a noche
Mas seguido que en la misma infancia a su tierra querida y chamuscada.
Se adormecerán pensando en la fábula contada por el abuelo vencido en toda guerra
Dilatando sus pupilas quemadas planificando el delito mas dulce y hermoso
Que es robar las estrellas una a una
Para poder llevarlas en una bolsa del LIDER a la casa de cambio
Reduciéndolas por flores que como siempre estarán secas
Plantarán sus pétalos para revivir la matanza
Para mortificar otra vez el martillo
Se creen cristos amortajados
Pues a ellos como al paficista borracho aquél
Un martillo también los clavó en la sala de algún juzgado de pueblo chico.
Ya habrá poemas que corran como caballos desbocados por la cancha
La poeta del norte que trae arena entre los dedos de los pies
Saboreará el enigma de las pieles brillantes
Será una mina
Será una mina
Será una mina
Será una mina y la nacionalizarán para todos en el penal
Pues nunca habrá más que por exceso no se harte.
Será una mina.
Eduardo Leyton-Pérez (1976), poeta negro, con reconocida trayectoria en la gestión cultural. Ha publicado “Profecías para profetas de mentira” (1996); “Tangos y baladas desde el otro lado del alma” (1997) ambos trípticos; Universo Quebrado (2000); “Telégrafos extraviados desde la añorada Atenas” (2003); “Señales Perdidas” (2004); “Sobre la necesidad de la poesía negra. Manifiesto” (2005); “Diccionario Neorrokhiano. Tomo I” (2006); “Defensas y diatribas en el canto de HOY” (2007); “La máquina del mal. Manifiesto” (2008); “Falsarios, errores de la noche.” Audiolibro (2008). En la actualidad produce y conduce el programa literario “Letras Prohibidas” en radio “Nuevo Mundo” de Curicó 102.3 F.M. que se encuentra ya en su cuarta temporada al aire y escribe para revistas literarias electrónicas. Ha presentado también diversos montajes multimediales de poesía visual. Es el editor de la revista “Poetas Curicanos”.
Mas sobre el poeta negro Eduardo Leyton en www.poesianegra.cl.tc

