Poeta invitada en esta edición:
MARCELA SALDAÑO (Santiago)
Marcela Saldaño (1981). Poeta. El año 2001 publica “2001 Poesía en el Espacio”, proyecto ganador Premio Fundación Gabriel & Mary Mustakis. En 2002 publica “Inclinación al Deseo y al Caos”, proyecto financiado por la misma fundación. Fue una de las fundadoras de la revista Estrago. En 2004 publica la reescritura colectiva del Canto General de Pablo Neruda llamada Desencanto Personal. En 2007 es invitada a Chilepoesía. Publica en Perú “Anomalias: Antología de cinco poetas chilenos” bajo la editorial Zignos. Actual ganadora de la tercera versión del premio nacional de poesía Eduardo Anguita de la ciudad de Linares.
Más sobre la poeta Marcela Saldaño en http://www.marserpiente.blogspot.com/
Del libro inédito "Desde el fondo de la magnífica tragedia):
Muero muerte muerta, yerta yámana olfato, instan tres muelles a cantar a la severidad que es serena, extinto extinta y sorda, un poco triste en la carne desciendo y sumerjo, desciendo y césped agrietado, soy sombra en continente.
Aquellos que tienden demasiado alto son parte del gran bostezo, Protogonos, el primer nacido, está un poco muerto, revela todas las cosas y el pájaro de alas negras lo encerró en el seno de la oscuridad. Éter puede transformarnos en videntes en el ser que se consume en su exceso, en el puente o en una amplia sinfonía que calla en las ortigas refregadas en la garganta. El pesimismo es ataraxia, reposo. ”Así aumento no sólo la vida sino también la muerte, mas ninguna me calma; a través de la bruma distingo ciertos teólogos reducidos a polvo; pero sigo irritando mi propio enigma. Ah devolvedme el himno, no más interiores estragos, aliviadme restituidme¡” El sol emerge despacio solitario frente al crepúsculo, a la esfera que no he conocido. El cáncer atraviesa formas en la vejez y el catastro. Aquí estoy en oscuros pasillos, determinando la delicadeza, todo es tan sencillo que desconfío en alianzas. Elle a chanté, parfois incohérente, signe lamentable¡ le lis aux pages de vélin, tel, inutile et si claustral. Nes pas le lin¡ que de los sueños en pliegues no tiene el caro grimorio ni el dosel sepulcral de desierto muaré el perfume de los cabellos adormecidos. Vuelvo vuelve he comenzado a sangrar y el tallo de lis no puede contenerme, me visto de hierro entre mis cien iris y las circunstancias perennes abren vocales en el ojo triste, grueso puente, circularidad, soy el nombre de la cicuta, mi fidelidad es la indigencia de los clanes, la búsqueda. Atravieso lo oscuro, la sinfonía puede callar. Dentro de mí hubo un gran círculo, muertos los que matan.
Aquellos que tienden demasiado alto son parte del gran bostezo, Protogonos, el primer nacido, está un poco muerto, revela todas las cosas y el pájaro de alas negras lo encerró en el seno de la oscuridad. Éter puede transformarnos en videntes en el ser que se consume en su exceso, en el puente o en una amplia sinfonía que calla en las ortigas refregadas en la garganta. El pesimismo es ataraxia, reposo. ”Así aumento no sólo la vida sino también la muerte, mas ninguna me calma; a través de la bruma distingo ciertos teólogos reducidos a polvo; pero sigo irritando mi propio enigma. Ah devolvedme el himno, no más interiores estragos, aliviadme restituidme¡” El sol emerge despacio solitario frente al crepúsculo, a la esfera que no he conocido. El cáncer atraviesa formas en la vejez y el catastro. Aquí estoy en oscuros pasillos, determinando la delicadeza, todo es tan sencillo que desconfío en alianzas. Elle a chanté, parfois incohérente, signe lamentable¡ le lis aux pages de vélin, tel, inutile et si claustral. Nes pas le lin¡ que de los sueños en pliegues no tiene el caro grimorio ni el dosel sepulcral de desierto muaré el perfume de los cabellos adormecidos. Vuelvo vuelve he comenzado a sangrar y el tallo de lis no puede contenerme, me visto de hierro entre mis cien iris y las circunstancias perennes abren vocales en el ojo triste, grueso puente, circularidad, soy el nombre de la cicuta, mi fidelidad es la indigencia de los clanes, la búsqueda. Atravieso lo oscuro, la sinfonía puede callar. Dentro de mí hubo un gran círculo, muertos los que matan.


